viernes, septiembre 11, 2015

Develan precario control de avionetas en Bolivia

Un reportaje publicado ayer en la edición digital del semanario peruano Caretas, titulado “Narcovuelos a la boliviana”, devela la impunidad y falta de control con que ingresan a Bolivia avionetas desde Estados Unidos, éstas son utilizadas para el transporte de cocaína desde el país hacia territorio peruano.

El artículo, firmado por Romina Mella y Gustavo Gorriti IDL-Reporteros, sostiene que “en forma sorprendentemente impune, los clanes bolivianos del tráfico aéreo de cocaína compran y usan avionetas chatarra, que convierten al accidente en parte de la normalidad”.

Tras una investigación sobre varios accidentes de avionetas del narcotráfico en Perú, los periodistas concluyeron que todas pertenecen a un solo dueño: Martín Rapozo Villavicencio, quien exportó desde Estados Unidos más de 30 avionetas a Bolivia.

“Y, de acuerdo con lo que se sabe, lo hizo con consistente impunidad a lo largo de varios años”, asegura la nota.

En total, Rapozo y su familia exportaron directamente 33 avionetas a Bolivia para ser dedicadas, de acuerdo con la evidencia que emergió de los numerosos accidentes, avistamientos y capturas al narcotráfico.

El reportaje de Caretas relata que hubo ocasiones en las que Rapozo se exportó a sí mismo, como sucedió con la avioneta CP-2812 que se estrelló en noviembre de 2014 en el distrito de Constitución, Oxapampa (Perú). La aeronave, con matrícula de EEUU N9497R, fue exportada a Bolivia en septiembre de 2013 por Rapozo Export, empresa con la misma dirección de la casa de Rapozo, en Tarpon Springs, Florida.

¿Su dueño en Bolivia? Martín Rapozo, que dio como ocupación la de ganadero y piloto civil privado.

Nativo del Beni, Rapozo tiene licencia de piloto civil en Estados Unidos y varias empresas en Tarpon Springs. Curiosamente, él y su esposa Christine presentaron, según documentación del sur de Florida, una declaración de bancarrota ante la corte judicial de quiebras.

Sin embargo, Rapozo tiene 10 avionetas, de las 33 exportadas, a su nombre en Bolivia.

En otra ocasión Martín Rapozo exportó una avioneta inscrita a nombre de Sandra Datzer Rodríguez, esposa de Fernando Rapozo, hermano de Martín.

Caretas descubrió la existencia del clan Rapozo luego de indagar los frecuentes accidentes de aeronaves ocurridos en territorio peruano.

Según los reporteros el registro de accidentes ilustra la “precariedad con la que los temerarios contrabandistas aéreos –sobre todo bolivianos– se lanzan a la empresa del lucro peligroso”.

De chatarra en EEUU a “narcoavionetas” en Bolivia

En otro reportaje, también publicado en la edición digital de la revista peruana Caretas, “Las avionetas de Rapozo”, los periodistas Romina Mella y Gustavo Gorriti cuentan cómo las pistas, tras investigar varios accidentes de avionetas relacionadas con el narcotráfico, los llevaron a dar con Martín Rapozo Villavicencio y su clan. Rapozo no solamente enviaba decenas de avionetas a Bolivia desde Estados Unidos, sino que éstas son consideradas como chatarra en el país. Al referirse a una nave accidentada con carga de droga el artículo narra: “Antes de volar sobre las selvas montañosas, los bosques amazónicos peruanos, acarreando cocaína por los cielos, la CP-2890 había surcado los de Alaska, desde Anchorage. Al acercarse el término de su vida útil, había sido comprada, en julio de 2013 y ya bajo la propiedad de Rapozo, volando a Bolivia; una más entre las docenas de avionetas ancianas, cuyos propietarios las vendían encantados a los bolivianos en lugar de consignarlas al chatarreo. En 2014 se encontró 11 avionetas que sufrieron accidentes; y otras 7 fueron detenidas en tierra, emboscadas por la Policía. Fueron 18 avionetas, cada una de las cuales resultó una gran fuente de información. Hasta fines de marzo de 2015, se había encontrado 6 avionetas accidentadas y se pudo capturar a una. Con eso, hubo 25 historias reveladoras de aeronaves que, a la vejez, devinieron narcoavionetas”.

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