lunes, julio 06, 2015

Marcelo Puente, formado en la excelencia y profesionalismo del LAB, acaba de concluir su carrera volando para Copa Airlines.

Tras 41 años de una exitosa carrera, el piloto Marcelo Puente, que pasó la mayor parte de su vida volando en alas del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), abandonó la cabina de mando con una emotiva despedida de Copa Airlines de Panamá, y volvió a su natal Cochabamba para pasar tiempo con su familia y con los amigos con los que creció.

En un diálogo con Miradas, Puente, que exhibe una hoja de servicios impecable, cuenta su trayectoria y las anécdotas que lo acompañaron durante su vida profesional.
¿Cuándo decidió ser piloto?
Me costó convencer a mi madre de estudiar aviación ya que ella no quería un hijo uniformado (ni cura ni militar ni piloto, decía); el estudio me lo pagué yo mismo con el dinero que reuní trabajando.
¿Dónde se formó?
En Cochabamba y luego durante 33 años en el LAB.
Cuéntenos sobre su primer vuelo...
No podía creer que mirase la tierra desde tan alto. En ese momento tuve la certeza de que mi vida transcurriría más cerca al cielo que a la tierra.
¿Cuál ha sido la importancia del LAB en su carrera? ¿Durante cuántos años trabajó allí?
Yo no di los mejores años de mi vida al Lloyd, fue el Lloyd el que me dio los mejores años que he tenido. En el LAB la formación profesional fue muy exigente y fuimos excelentes profesionales, la prueba de ello es el éxito de todos los que nos fuimos a otros países a volar.
Un breve resumen de los aviones que piloteó, desde el comienzo de su carrera.
Comencé con el legendario DC 3, luego vinieron el F 27 (Fokker), el B (Boeing) 727, el B 707, el A (Airbus) 310, el B 767 y, finalmente. el B 737.
¿A cuántos países voló?
A todos los países del Norte, Centro y Sudamérica, y más allá a España y Alemania.
Durante su carrera comandó naves Boeing y AirBus, ¿cuál es mejor?
Son diferentes, Airbus tiene más tecnología, Boeing tiene mejor operabilidad y perfomance en sus aviones.
¿Usted es instructor de nuevas generaciones de pilotos?
Por más de 18 años fui instructor en diferentes aviones e impartí instrucción a un par de generaciones.
¿Cuál es el aeropuerto más difícil que hay en Bolivia?
Sucre.
¿Y en el mundo?
Lukla, en Nepal.
¿Cómo llega a Copa Airlines?
Ante la paralización de operaciones en el LAB, el año 1997 me fui a Panamá a volar en Copa.
¿Alguna vez tuvo que enfrentar una emergencia o un accidente? ¿Cómo resolvió la situación?
Una sola vez en mi vida aeronáutica tuve una emergencia. Fue en el LAB, en el año 1981, en un 727, como copiloto. El aeropuerto de destino -Manaos- se cerró por niebla densa y el aeropuerto alterno estaba en las mismas condiciones; luego de varios intentos de aterrizaje y ante la falta de combustible, tuvimos que aterrizar sí o sí. Hicimos contacto con tierra ligeramente a un costado de la pista y felizmente no hubo lesiones ni al avión ni a los pasajeros.
¿Alguna anécdota que quiera compartir con Miradas?

Hice el vuelo de La Paz a Sucre llevando al rey Juan Carlos de España. Al llegar a Sucre teníamos que sacar por las ventanas del comando las banderas boliviana y española, y como yo no podía sostener la de España por estar al mando de la nave, le pedí al rey que estaba sentado detrás de mí que la sostuviera. Y así llegó el rey a Sucre portando su bandera.
Usted encontró el amor en un avión, ¿puede comentarnos algo sobre esa historia?
La conocí volando, ya que era azafata, y me rendí ante su belleza, y hasta ahora, felizmente, tenemos una muy bella familia.
¿Cuál fue la ruta que más le gustaba volar y por qué?
En el LAB, a Sucre, porque exigía al máximo tu habilidad. Y en Copa a Nueva York, por ser realmente una ciudad impresionante.
¿Qué se siente culminar una carrera de cuatro décadas y no volar más?
Satisfecho de haber llegado tan lejos y en buen estado de salud. Después de 41 años volando, creo que es hora de realizar actividades que siempre postergué, especialmente el estar junto a mi familia todo el tiempo.
¿Cómo fue el "ritual” de despedida que realizaron en su honor en Copa Airlines?
Dos carros extintores de fuego se pusieron a ambos lados de la aeronave y lanzaron sendos chorros de agua formando un arco. Realmente fue muy emotivo.
¿Qué es lo mejor de ser piloto?
La posibilidad de conocer el mundo; creo que no hay como viajar, te llenas de vida y experiencias.
¿Y lo peor?
No estar junto a los tuyos en todos los momentos más alegres o más tristes.
¿Cómo ve la aviación boliviana luego de la desaparición de AeroSur y del LAB y con sólo una línea importante estatal?
Felizmente junto a BoA hay otras aerolíneas como Amaszonas y Ecojet ofreciendo de esta manera un gran servicio a los pasajeros y permitiendo fuentes de trabajo a los bolivianos.
Usted es cochabambino, ¿qué es lo mejor y peor de su tierra?
Lo mejor, su comida y su clima; lo peor, su aroma al llegar en avión.
Seguramente recuerda dónde estaba y qué estaba haciendo el 11 de septiembre de 2001, ¿qué sintió tras los atetados a las Torres Gemelas?
Estaba en mi casa y cuando prendí el televisor pensé que se trataba de una película; cuando asimilé que era una realidad, me entró una profunda consternación.
Definitivamente, para la aviación hay un antes y un después del 11 de Septiembre.
Algún consejo para las nuevas generaciones de pilotos...
Que hagan las cosas con pasión, que se esfuercen siempre por ser, no sólo excelentes profesionales, sino -y por sobre todo-, excelentes personas. Un buen piloto sin calidad humana, vale muy poco.

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