domingo, noviembre 10, 2013

Las pistas de Beni son una bomba de tiempo


José Abularach, director de Aasana Beni, informó que el aeropuerto de Trinidad mide más de 2.000 metros de largo por 30 de ancho, cuenta con un carro de bombero. Dice que ya arrancarán las obras que el Gobierno prometió. La pista tiene rajaduras evidentes. Hay siete funcionarios de Aeronáutica Civil que controlan aleatoriamente a los aviones.


Cuando aterriza o decola un avión en el aeropuerto de Guayaramerín, los petos se alborotan y se meten en la caseta de madera donde los funcionarios de Aasana hacen milagros para que el tránsito aéreo no sufra percances. Esos bichos, pequeños como son, generan temor en el espacio de tres por tres metros que funciona como torre de control, y donde Clemente Martínez y Karen Alpire trabajan bajo advertencia de que varias veces fueron picados y soportaron los perversos efectos de la fiebre.
Pero hay algo más peligroso que los petos: los rayos que caen en la antena que está a pocos metros. “Ya cayeron varios y uno de ellos me bajó la presión dos días”, dice Martínez que tiene más de dos décadas de experiencia.
En San Borja, el controlador de Aasana, Adolfo Majluf, vigila con un largavista que los chanchos, caballos y vacas no se crucen en la pista de ripio cuando estén llegando o partiendo las naves. Cuando eso ocurre, hace sonar una alarma y envía a un emisario para que con una sábana espante a los animales.
En Beni, el 70% de las operaciones corresponde a servicios de aerotaxis y el 30% a otros vuelos comerciales. Los aeropuertos y aeródromos que dependen de la regional Beni registran 7.500 operaciones en promedio cada mes

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