jueves, enero 20, 2011

Drones, los nuevos “asesinos silenciosos” del Pentágono

Una serie de nuevos asesinos invade campos de batalla globales y para 2020 se prevé que detecten, combatan e incineren a sus enemigos sin que medie ninguna decisión humana.

Los aviones no tripulados acechan. Los denominados drones (aeronaves sin pilotos) espían con una altísima tecnología invisible a la detección de radares y están listos para actuar en cualquier lugar del planeta, dirigidos a distancia como en los videojuegos para jóvenes.

Miles de víctimas civiles son los llamados daños colaterales de los volantes teledirigidos que se crearon bajo la dirección de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para vigilar el terreno enemigo y ahora son los preferidos en la nueva estrategia de hacer la guerra. Han sido utilizados por el Ejército estadounidense en las guerras de Yugoslavia, Irak y Afganistán. También sobre el espacio aéreo de Yemen, Somalia y Paquistán sobrevuelan los más famosos modelos de drones, los bien llamados Depredadores (Predator, en inglés).

Este último cuesta 4,5 millones de dólares por unidad, mientras vale 15 millones el modelo más avanzado, el Reaper. Ambos son producidos por General Atomics Aeronautical Systems de San Diego, California, Estados Unidos, una de las empresas más famosas y eficientes en el diseño y construcción de armamento de alta tecnología en el mundo, con utilidades millonarias.

“Asesinos selectivos”

El Reaper puede volar a casi 6.400 metros de altura durante 22 horas, posee tres cámaras para trasmitir secuencias en vivo a los soldados en el terreno y grabar 16.000 horas de video por mes sin interrupciones.

Tales son sus virtudes, que el secretario de Defensa, Robert Gates, solicitó aumentar la producción de esos medios además de perfeccionar el entrenamiento de sus pilotos. El director de la CIA, Leon Panetta, consideró que los ataques desde aviones no tripulados eran “muy efectivos” y que en ellos morían muy pocos civiles. Sin embargo, la institución New America Foundation, con sede en Washington, estima esa cifra entre 1.290 y 1.985, de los cuales sólo 32 eran “objetivos de alto valor”.

Durante los primeros 14 meses de la administración del presidente estadounidense, Barack Obama, se autorizaron 64 ataques con Predator, mientras que su antecesor George W. Bush, durante casi ocho años aprobó el lanzamiento de 45.

Para el analista Tom Engelhardt lo que en la administración Bush eran las “técnicas de interrogatorio reforzadas” (es decir, tortura), en la de Obama son los “asesinatos selectivos”. Éstos se han convertido en parte fundamental de la política bélica y exterior de Obama, añade Engelhardt en un artículo publicado en Rebelión titulado “Las guerras estadounidenses se combaten desde lo alto” y que permite conocer al detalle el poder letal de los aviones no tripulados.

Los drones o “los asesinos selectivos”
# Ajedrez Según un instructor de pilotos de aviones no tripulados, “echar a volar un Predator es como un juego de ajedrez... debido a que tienes una perspectiva divina, necesitas prever unos cuantos movimientos”.


# Poder Depredadores con misiles Hellfire (fuego del infierno, son un negocio redondo para el Complejo Militar Industrial estadounidense. Sólo el Reaper lleva hasta cuatro misiles Hellfire y dos bombas de 250 kilos, poderío comparado con un caza bombardero.


# Dudas El Relator Especial de ONU para las Ejecuciones Extrajudiciales, Philip Alston, señaló que de los 44 ataques de Predator en áreas tribales de Paquistán sólo cinco lograron alcanzar su objetivo.

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