Tokio /EFE.- La mayor aerolínea de Asia, la nipona Japan Airlines (JAL), presentó ayer la bancarrota al recurrir a la Ley de Rehabilitación Corporativa, por la que reducirá drásticamente su plantilla y su presencia internacional, aunque seguirá volando.
Se trata de la mayor bancarrota no financiera de Japón y la caída de un símbolo que tendrá que reducir en un tercio su plantilla, eliminar rutas deficitarias y bajar sus ingresos en un 30 por ciento en 2013, cuando espera resurgir aunque sin su anterior poderío.
La llegada de Japan Airlines a la quiebra ha sobrevenido por recomendación de la agencia paraestatal encargada de reflotar empresas en riesgo, conocida como ETIC, que el pasado año comenzó a dibujar el nuevo futuro de una deficitaria Japan Airlines, con unas deudas de 2,32 billones de yenes (17.805 millones de euros).
El Gobierno nipón, que cambió en septiembre de signo político por primera vez en más de medio siglo, formalizó su apoyo a JAL para que continúe volando, a pesar de su falta de liquidez y pidió también la cooperación de otros países.
El gigante del transporte aéreo de Asia eliminará más de 15.000 empleos de los 45.000 actuales y liquidará el cien por ciento de su capitalización bursátil, cuyas acciones han pasado en una semana a valer apenas cinco yenes (4 céntimos de euro), para abandonar la Bolsa de Tokio.
Según indicó ayer el ministro de Transportes, Seiji Maehara, la fecha límite para todos estos cambios y para la vuelta a los beneficios será abril de 2013.
JAL, con conexiones a más de 35 países, ha sido hasta ahora la aerolínea de bandera de Japón, con cerca de unos 45 millones de pasajeros anuales, y también un enfermo que ha sucumbido a la actual crisis económica y a los efectos de la gripe A en el turismo. Esta vez el Estado no inyectará dinero incondicionalmente en una compañía privatizada en 1987, pero que ha contado con el respaldo público en tres ocasiones en los últimos diez años, mientras que reportaba pérdidas que llegaron a su máximo el pasado año fiscal.
Se trata de la mayor bancarrota no financiera de Japón y la caída de un símbolo que tendrá que reducir en un tercio su plantilla, eliminar rutas deficitarias y bajar sus ingresos en un 30 por ciento en 2013, cuando espera resurgir aunque sin su anterior poderío.
La llegada de Japan Airlines a la quiebra ha sobrevenido por recomendación de la agencia paraestatal encargada de reflotar empresas en riesgo, conocida como ETIC, que el pasado año comenzó a dibujar el nuevo futuro de una deficitaria Japan Airlines, con unas deudas de 2,32 billones de yenes (17.805 millones de euros).
El Gobierno nipón, que cambió en septiembre de signo político por primera vez en más de medio siglo, formalizó su apoyo a JAL para que continúe volando, a pesar de su falta de liquidez y pidió también la cooperación de otros países.
El gigante del transporte aéreo de Asia eliminará más de 15.000 empleos de los 45.000 actuales y liquidará el cien por ciento de su capitalización bursátil, cuyas acciones han pasado en una semana a valer apenas cinco yenes (4 céntimos de euro), para abandonar la Bolsa de Tokio.
Según indicó ayer el ministro de Transportes, Seiji Maehara, la fecha límite para todos estos cambios y para la vuelta a los beneficios será abril de 2013.
JAL, con conexiones a más de 35 países, ha sido hasta ahora la aerolínea de bandera de Japón, con cerca de unos 45 millones de pasajeros anuales, y también un enfermo que ha sucumbido a la actual crisis económica y a los efectos de la gripe A en el turismo. Esta vez el Estado no inyectará dinero incondicionalmente en una compañía privatizada en 1987, pero que ha contado con el respaldo público en tres ocasiones en los últimos diez años, mientras que reportaba pérdidas que llegaron a su máximo el pasado año fiscal.
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